Amor de
Biblioteca.
La soledad solía invadirla, sin embargo,
ella ya estaba acostumbrada a eso. Siempre sola, sin ningún amigo y sin nadie
con quien hablar, pero ella no era infeliz, al contrario, al estar sola podía
pasar más tiempo consigo misma y tenía su momento de paz y de auto conocerse,
cosa de la cual pocos tienen el privilegio.
Ella tenía como pasatiempo leer en la
biblioteca del colegio y un día que ella creería normal como los otros en la
biblioteca lo conoció a él, quedo maravillada con solo verlo, no tenia palabras
para explicarlo, con todo el coraje que poseía se acerco a él y le susurro
tímidamente.
-quiero conocerte…
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Su relación era perfecta, solo había
pasado un mes y ella sentía que él era
su todo, le hubiera gustado poder salir a un parque con él, pero eso era algo
que no podía hacer, así que todas sus citas eran ahí, en la biblioteca.
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El tiempo pasaba rápido, o así era que
ella lo sentía siempre que estaba al lado de su amado, ¿quién lo hubiera dicho? Ya llevaban tres
meses juntos y ella aun fantaseaba con él
y nunca se cansaba de que él le
contara las mismas cosas que ya conocía de memoria, añoraba que las clases
terminaran para poderlo ver y que el tiempo se detuviera para pasar más tiempo
con él.
Definitivamente un amor genuino y verdadero.
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Mes cuatro, todo estaba normal en las clases hasta que se escucho la alarma
de incendios, todos se alarmaron y empezaron a salir del aula dirigiéndose al
patio, ella estaba tranquila hasta que escucho como dos profesores a su lado
susurraban algo.
- al parecer el
incendio viene de la biblioteca
-eso es terrible.
Ella enmudeció, no era posible, en la
biblioteca se encontraba su amado, sin importarle nada se dirigió a la
dirección contraria a la que iban sus compañeros, su objetivo era llegar a la
biblioteca, pudo verla a lo lejos, veía el humo salir de ahí, estaba tan cerca,
solo unos paso más y llegaría, o eso pensaba hasta que sintió como era jalada
del brazo por uno de los profesores.
-¡¿Qué crees que
haces?! Hay que ir con los demás
Y a su pesar tuvo que ir con el profesor
el cual prácticamente la arrastraba por el pasillo hacia la salida.
Cada vez que se alejaba más de la
biblioteca no podía evitar sentir un nudo en su garganta y una punzada en su
pecho, sentía que lo había traicionado, después de todo lo abandono y no hizo
nada para salvarlo a él.
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Una semana después seguía en curso la
remodelación de la biblioteca después del incendio, ella no tenía el valor
suficiente de acercarse a esa sitio de nuevo, no se sentía digna ya que por su
culpa él seguramente había muerto,
levanto la mirada y decidió dejar por un momento sus pensamientos a un lado y
prestar atención a lo que decía la profesora.
-bueno chicos, la
remodelación de la biblioteca se llevara más o menos dos semanas más, a pesar
de los daños materiales hay que agradecer que nadie salió herido, es una
fortuna…
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Sin saber cómo ya estaba frente a lo que
quedo de la puerta de la biblioteca, sus pies se habían movido prácticamente
solos hasta ahí, con sigilo entro haciendo a un lado las advertencias de
“estamos trabajando” y “no pase” hasta quedar frente a lo que anteriormente era
uno de los estantes hechos de madera, bajo la mirada y ahí en el piso lo
encontró a él.
Lagrimas salieron de sus ojos al verlo ahí
en ese estado tan lamentable, se fue
arrodillando frente a él y con manos
temblorosas lo tomo entre sus manos y susurro.
-estas echo
pedazos, no sabes cuánto te quiero, sin embargo, es demasiado tarde.
Volvió a colocarlo donde lo encontró para
luego levantarse y caminar dirigiéndose a la salida, justo en el borde la
puerta se detuvo y susurro.
-eras un buen
libro…
Luego simplemente siguió su camino silenciosamente, dejando atrás a aquel objeto
a el cual se había aferrado y había amado más que a cualquier persona, ella
pensaba que él nunca le causaría daño,
pero ella estaba equivocada…
Después de todo,
los objetos no son eternos…
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