miércoles, 1 de abril de 2015

:::Si algún día te cansas de mí… dímelo:::


     
     Toda nuestra historia fue como una ilusión, algo mágico y algo tan efímero.

     Cuando nos vimos por primera vez no pude evitar quedar encantada por tus ojos, ojos comunes para muchos, pero para mí eran tan hermosos y tan sinceros, pero eso no podía decírtelo…ni siquiera te conocía.

     De pronto se te cruzo la terrible idea de que fuéramos amigos, yo negué y te dije que eso no podía ser, tú sonreíste y me abrazaste diciendo que desde hoy seriamos amigos.

     Paso el tiempo y mi comportamiento terco y gruñón era soportado de una manera increíble por ti, cada segundo me era imposible el no pensar que era lo que pasaba por tu cabeza.
     
     Un año de amistad y la única persona con la que estaba era contigo, la gente se sorprendía que ya no estuviera sola y lo miraban a él compadeciéndolo.

     Un día sin más el se me confeso, dijo que estaba enamorado de mí, yo me sorprendí ya que no me lo esperaba para nada y pensé en que si te rechazaba nada sería igual y hubiera perdido a mi único amigo, más que por amor por compromiso acepte…    

     Estuvimos exactamente 4 meses saliendo, y note tu comportamiento cambiado, sentía como sonreías por obligación y no por querer, eso me lastimo pero no dije nada, hice como si todo fuera normal.

     Y  de pronto paso, en una de nuestras “citas” me dijiste que no podías más con eso, que ya no soportabas mentirme ni a ti ni a mí, todo eso lo dijiste mientras llorabas, simplemente te abrase y un “gracias” salió de mi labios, tú te sorprendiste y lloraste aun más fuerte.

     Creo que esa fue la primera vez que me comporte como una verdadera amiga, ese día, el día en que te consolé.

      Me encargue de dejarte en tu casa y note los ojos de decepción de tus padres sobre ti, yo solo les sonreí y les dije que todo estaría bien.

      Ya era de noche así que regrese a casa, muy grande para mi gusto y me dirigí al despacho, toque la puerta y ahí estaba mi padre leyendo quien sabe que, como siempre.

“padre”

“¿Qué se te ofrece querida?”

“podrías dejar de comprarme amigos”

     Mas que una pregunta fue una orden, el bajo su mirada, suspiro y asintió, le agradecí con la mirada y me largue de ahí, ahora mi próximo objetivo era mi habitación.

     Al llegar a ella saque de una gaveta una foto de ti, y la puse en el gran espejo de mi cuarto, junto a las fotos de todas las personas que al igual que él fueron compradas por el dinero de mi padre.

     Quizás sea terca y gruñona y la gente le teme a mi padre y por eso no se me acercan pero esta noche recostada en mi cama pude derramar mi primera lagrima de felicidad, porque aunque haya sido una ilusión, algo mágico y efímero…supe que tuve a un amigo real, tan real que él no pudo seguir engañándome, y le agradezco en el alma, porque con eso el cambio mi mundo, y por primera vez en mucho tiempo sentí felicidad.


“gracias por decirme que no me amabas”


No hay comentarios.:

Publicar un comentario